#nosquedamosencasa

Una de las ventajas de este confinamiento, obligado y a la vez imprescindible, es que nuestra piel se mantiene a salvo de la contaminación y polución, de los rayos ultravioletas o del maquillaje. Pero eso no significa que la piel esté protegida, se enfrenta con otro tipo enemigos que aquí te vamos a descubrir.

1.- CALEFACCIÓN

La calefacción hace que bajen los niveles de humedad dentro de las casas provocando que el ambiente se reseque. La sequedad ambiental provoca alteración de la barrera cutánea y sus lípidos protectores. Esta falta de humedad hace que la piel pierda agua de manera interna y  se altere el equilibrio de la capa hidrolípida, evaporándose más agua y haciendo que las enzimas rejuvenecedoras se puedan volver inactivas. El resultado es una piel seca y más envejecida que ha perdido suavidad y elasticidad. Según los estudios, cuanto más húmedo esté el aire, más calor retiene la epidermis manteniéndose hidratada más tiempo. Por eso es muy importante utilizar cremas ultra hidratantes además de no olvidarse de limpiarla cada mañana y cada noche con productos que penetren en el tejido y realicen un buen arrastre sin agresión. No te olvides de tu hidratación interna, recuerda beber

CONSEJO: Procura mantener una temperatura estable entre 18° y 20°, una humedad al menos del 50%, ventilar la casa e hidratar bien tu piel.

2.- FALTA DE SOL

Una buena dosis de la vitamina D necesaria para el organismo se absorbe a través de la piel y se obtiene con la exposición al sol. Es prácticamente imposible obtener las cantidades necesarias de esta vitamina a través de alimentos.  A pesar de que son muchas las ventajas de no exponer nuestra piel a los rayos ultravioletas, necesitamos un tiempo mínimo de exposición ya que una disminución de la vitamina D haría que nuestra piel se volviese opaca y pálida.

CONSEJOS: 3 o 4 días a la semana sal a tu balcón o ventana para exponer al sol una superficie de piel equivalente a cara, manos y brazos como mínimo unos 15-20 minutos, sin protección solar, será suficiente para conseguir la vitamina D que tu cuerpo necesita.

3.- LUZ VISIBLE

Una exposición abusiva a la misma puede provocar daños cutáneos por estrés oxidativo y modificaciones en el estado hídrico de la piel, lo que puede provocar un mayor envejecimiento y pigmentación. Además, se ha comprobado que la duración de estas manchas es mayor que las causadas por los UV. Una elevada exposición a este espectro activa los melanocitos, lo que incrementa la melanina cutánea. Además, afecta a la barrera cutánea, ya que la exposición a esta radiación altera la síntesis de algunas proteínas.

Las personas que pueden ser más vulnerables a sufrir una hiper pigmentación por luz azul son aquellas que presentan un fototipo alto (a partir del fototipo III), ya que sus células tienden a producir más melanina; las mujeres embarazadas, y las personas que se someten a procedimientos de ‘peeling’ o procedimientos de ‘resurfacing’ en la cara, ya que su piel está más sensible.

Un exceso de exposición a esta luz también puede hacer que la piel se seque, pues provoca una disminución en las acuaporinas  unas moléculas que ayudan a la piel a mantener su hidratación. Si se reducen las acuaporinas, también se reduce la capacidad de la piel de retener agua. Como resultado una piel seca y un aceleramiento del proceso de envejecimiento.

CONSEJOS:

1. Aunque estés detrás de una ventana usa protector solar ya que la radiación UVA pasa a través de los cristales.
2. No pases demasiado tiempo delante de las pantallas y utiliza siempre protectores contra la luz visible artificial (están enriquecidos con antioxidantes que protegen nuestras células de los efectos dañinos de la luz azul previniendo su envejecimiento). Se ha demostrado que el pigmento del maquillaje (óxido de hierro) frena el daño que hace la luz visible artificial, por lo que podríamos ponernos nuestro protector habitual urbano y encima un poquito de maquillaje.